
En este artículo vamos a ver las principales diferencias entre taichí y chikún y sobre todo, voy a hacerte una serie de preguntas que te van a ayudar a tomar la decisión de que disciplina elegir para empezar tu práctica.
Por empezar por el principio, aunque en muchas escuelas la práctica de ambas disciplinas se solapa, tenemos que aclarar que son dos actividades diferentes.
Históricamente el chikún es una disciplina con más de 5000 años de antigüedad basada en la medicina tradicional china. Podemos encontrar diferentes tipos de chikún. (Puedes ver un artículo sobre “Qué es Chikung” y que “Diferentes tipos de chikung existen”) A grandes rasgos podemos encontrar diferentes estilos que se pueden englobar en chikún para la salud, para prevención o tratamiento; chikún espiritual, a través del cual tratamos de alcanzar la iluminación, conectar a un nivel profundo y desarrollar la conciencia; y por último el estilo marcial con el que aprendemos a usar la energía para desarrollar habilidades como la fuerza o la resistencia.
El taichí es un arte marcial con unos siglos de antigüedad que se basa en el movimiento interno de la energía en vez de la fuerza muscular para ejecutar sus técnicas.
Ambas prácticas comparten principios similares. Por ejemplo, ambas buscan moverse desde el centro y generan el movimiento a través de la relajación y, por supuesto, ambas cultivan la energía con la consecuencia de mejorar la salud y la vitalidad y aumentar el poder interno y ambas llevan la atención al momento presente. Con las dos vas a mejorar la postura y el equilibrio, vas a estar más en calma y aumentarás tu concentración y atención.
La diferencia fundamental es que el taichí lo hace para expresarlo marcialmente. Podríamos simplificar esta diferencia de la siguiente manera: el chikung busca generar y mover el chi para cultivarlo y el taichí busca generar y mover el chi para emitir.
Aquí tenemos entonces la primera pregunta que debes responder:
¿Buscas un arte marcial?
Si la respuesta es sí, con todo lo que ello implica, entonces busca una buena escuela de taichí. Si la respuesta es “No necesariamente”, vamos a ver la siguiente pregunta.
¿Tienes prisa por conseguir resultados en la mejora de tu salud?
El taichí se aprende a través de formas, secuencias de movimientos enlazados en los que se exploran combinaciones de técnicas siguiendo una táctica y estrategia marcial y el trabajo de parejas en el que se pone en práctica lo aprendido individualmente. Las secuencias originalmente eran largas y requerían tiempo de estudio, aunque en la actualidad existen versiones resumidas para facilitar el aprendizaje, como la famosa forma de 24 movimientos.
El chikung también se aprende generalmente a través de formas, pero estas son más cortas y lo más importante, con movimientos simétricos y repetidos, lo que hace que sea mucho más sencillo de aprender.
Por tanto, si tienes prisa por empezar a ver beneficios en salud, empieza por practicar chikung. En relativamente poco tiempo empezarás a poder practicar de manera autónoma con cierta calidad y verás antes resultados.
Y pasamos a la siguiente pregunta
¿Te cuesta memorizar?
Vamos a partir de la idea de que en ambas disciplinas podríamos estar toda la vida profundizando, pero en líneas generales, en chikung tendrás que aprender menos movimientos. Con una sola buena rutina de chikung para la salud puedes tener suficiente para toda una vida.
La clave está en perfeccionar esa rutina y sobre todo en practicarla de manera regular.
En taichí no es tan simple. Si te quedas sólo con una rutina y más, si es una rutina simplificada, estás haciendo un trabajo parcial de la disciplina. El taichí promete beneficios en salud, pero sólo si se trabaja de manera completa. Esto, por supuesto, va a implicar el tener que aprender muchas más cosas y aprender también a aplicarlas.
Así que, si memorizar movimientos puede ser un problema, elige el chikung.
¿Te importa tener contacto físico con otras personas?
En mi experiencia impartiendo clases, sé que hay personas que tienen un espacio personal que podríamos describir como poco permeable y otras que parece que se lo han olvidado en casa. En el taichí se debe tocar. Si quieres practicar correctamente, vas a tener que poner las manos encima a otra persona y te las van a tener que poner a ti.
En chikún, sin embargo, toda la práctica es personal. Se mantiene la distancia, no hay contacto.
Y para terminar de una manera muy elevada, y directamente relacionado con la pregunta anterior.
¿Quieres cultivar una una conciencia de ti mismo, o de ti mismo en relación a los demás?
Me imagino que a estas alturas ya tendrás claro cuál deberías elegir en cada uno de los casos.
Bueno, y con esto creo que ya puedes tomar una decisión meditada sobre que disciplina se ajusta más a tus necesidades e intereses.
¿Crees que puede ser interesante combinar las dos? En un próximo artículo hablaremos sobre ello. No olvides suscribirte a nuestra lista de correo para no perderte nada.