
Últimamente google no hace más que mandarme mensajes de alerta de que la calidad del aire está empeorando en Madrid. Se han creado normas para tratar de reducir la presencia de compuestos orgánicos volátiles (COV) en la atmósfera tanto a nivel europeo como español y en Madrid parece haber intentos serios por reducir las emisiones de gases. Pero los vehículos no son los únicos enemigos. Muchos los podemos encontrar a nuestro alrededor como disolventes, desinfectantes, pinturas, ambientadores, insecticidas, productos para el lavado en seco, tintas para impresoras y fotocopiadoras, pegamentos, barnices y muchos otros productos de origen petroquímico que en general ocasionan un tipo especial de contaminación. Esos productos liberan los llamados compuestos orgánicos volátiles (COV), entre los cuales se encuentran sustancias como benceno, formaldehído, percloroetileno, estireno, tolueno y xireno. Por lo general, estos compuestos se relacionan con la contaminación industrial, ya que la quema de combustibles como la gasolina, el gas natural, el carbón y la madera libera a la atmósfera grandes cantidades, y son una de las principales causas de la polución y las boinas de contaminación que «adornan» nuestras ciudades. El cáncer es el problema más grave de la exposición a estas toxinas, pero hay estudios que demuestran que también pueden surgir enfermedades en el hígado, los riñones y el sistema nervioso central, así como trastornos a corto plazo, que van desde irritación en los ojos y las vías respiratorias, dificultades en la vista, jaquecas, mareos y fatiga, hasta reacciones alérgicas de la piel, pérdida de coordinación, náuseas y pérdida de memoria.
En un mundo ideal podría salir a hacer mis prácticas a un lugar bien oxigenado, rodeado de naturaleza, pero la realidad es que la mayor parte de mi entrenamiento lo realizo en la ciudad en mi casa o en el gimnasio y si tengo la posibilidad de salir al parque, los ruidos de los coches me hacen sospechar que no es el lugar puro que me gustaría creer. Por ello, buscando alternativas para mejorar mi espacio de trabajo he encontrado una posible solución que no sólo ayuda a limpiar el aire, sino que además crea un entorno más natural y agradable.
Podemos encontrar ciertas plantas de interior que mejoran la calidad del aire en espacios cerrados. Estudios científicos han determinado cuáles son las especies vegetales que reducen más y mejor la cantidad de sustancias tóxicas en los espacios cerrados y, por lo tanto, las que más contribuyen con la purificación del ambiente.
Las plantas que ayudan a purificar el aire
Aunque existen filtros, sistemas de ventilación y otros dispositivos que resultan necesario instalar en fábricas y otros espacios con una elevada presencia de COV, para el ámbito doméstico o una oficina, la contribución de algunas plantas puede ser muy valiosa. Ya en 1989 la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos, publicó un estudio acerca de la acción en este sentido de algunas especies.
Una planta como la Bromelia, por ejemplo, muy común en toda América Latina, puede limpiar hasta un 80 por ciento de seis químicos distintos en un espacio reducido. Esta colorida planta puede alcanzar hasta un metro de altura y no necesita demasiados cuidados, lo importante es mantener su humedad, pulverizándola con agua de vez en cuando. Se riega una vez por semana.
El género de las Dracaena incluye al menos 40 variedades de arbustos. La dracaena fragans (Tronco de Brasil) demostró la increíble propiedad de limpiar el aire de los restos de acetona hasta en un 94 por ciento y en menos de 12 horas.
La Cinta, Araña o Lazo del Amor (Chlorophytum comosum) se cultiva en interiores, esta planta necesita luz media, pues en sombra pueden llegar a perder la banda blanca que la caracteriza. Desde el primer minuto en que son colocadas en un espacio altamente contaminado, los niveles de contaminación comienzan a descender.
El Espatifilo (Spathiphyllum sp.) crece en temperaturas superiores a los 18ºC. Se recomienda mantenerla lejos de las corrientes de aire. Son plantas longevas. Su flor, en realidad, es una hoja que envuelve a las semillas. Es una muy buena alternativa ya que absorbe tricloroetileno, formaldehido, benceno, xilenio y amoníaco. Necesita sol filtrado y mucho agua en verano y humedad en invierno.
La Lengua de Suegra o Lengua de Tigre (Sansevieria trifasciata) si se cultiva en exteriores puede aguantar temperaturas muy altas (incluso de 40ºC) y también muy bajas (-5ºC). Aguanta la atmósfera seca y calurosa de las habitaciones, puede estar con poca luz, aguanta las plagas y puede estar años sin trasplantar, por eso tiene fama de indestructible. Además ha demostrado su eficacia para eliminar algunos de los COV más comunes y peligrosos: benceno, formaldehído y tricloroetileno.
El Poto (Epipremnum aureum) se adapta perfectamente a cualquier entorno, es resistente y no necesita de grandes cuidados. Aguanta temperaturas de entre 17º y 30ºC. Solo hay que regarla cuando notamos que la tierra está seca. Su resistencia la hace la favorita de oficinas y centros comerciales. Además absorbe el formaldehído, xileno y benceno.
Tener plantas purificadoras no solo sirve para mejorar el aire del hogar, puedes tenerlas en otros lugares, como en tu oficina y así, como efecto añadido, tenerlas en tu escritorio incluso podría aumentar tu productividad.