
Hoy en día y quizá debido al ritmo de vida que llevamos, siempre corriendo de un lado a otro y con una tendencia al sedentarismo, los problemas de espalda como escoliosis, cifosis, protusiones o hernias discales, artrosis, etc., se están generalizando y cada vez hay mas personas que sufren dolor disminuyendo su calidad de vida e incluso, en casos mas agudos, desembocando en una incapacidad. No en vano, numerosos estudios médicos han puesto de manifiesto que los problemas de espalda que cursan dolor son una las causas de mayor absentismo laboral.
Con la práctica del Tai Chi Chuan se aprende a centrar la atención en nuestro centro, el Dan Tien, desarrollando la energía o Chi a través de la respiración con lo que adquirimos un conocimiento mas profundo de nuestro cuerpo que nos va a llevar a una mayor flexibilidad, estabilidad y fluidez en nuestros movimientos. Esto nos permite descubrir la suavidad en nuestros gestos con lo que nos volvemos menos rígidos tanto física como psicológicamente. Gracias al desarrollo de estas habilidades mejoramos nuestra salud en general y los problemas de la columna en particular.
Dentro de los textos clásicos que velan para una correcta práctica del Tai Chi, uno de los más famosos son los 10 Principios del Tai Chi Chuan, dictados originariamente por Yang Cheng Fu, uno de los máximos exponentes de esta disciplina y creador del estilo Yang tal y como se conoce en la actualidad. Su observancia, estudio y cumplimiento ayudan además a profundizar en los beneficios terapéuticos del Tai Chi Chuan sobre la columna y el aparato locomotor.
1.- Mantener la cabeza erguida.
Al practicar la forma se debe mantener la cabeza erguida de una manera natural, como si tirasen suavemente de un hilo. Así nuestra columna se mantiene derecha favoreciendo con ello la alineación vertebral. Esto evita la degeneración de las vértebras y permite la colocación correcta del sacro, ayudando a solucionar dos grandes problemas como son el deterioro vertebral y el bloqueo sacro-coccígeo.
2.- Relajar el pecho y mantener recta la espalda.
Al mantener esta posición de una manera relajada y natural se permite que la energía o Chi descienda hacia el Dan Tien lo que favorece que circule libremente sin producir bloqueos que podrían llegar a provocar dolor. La observancia de este principio fortalece la zona lumbar.
3.- La cintura determina la dirección del cuerpo por lo que debe mantenerse relajada y flexible.
La cintura es el volante que dirige el movimiento permitiendo que tanto el tronco como los brazos se muevan sin esfuerzo.
Con este principio conseguimos el enraizamiento haciendo que nuestras piernas sean fuertes. Con unas piernas fuertes la columna tendrá que soportar menos peso y por tanto permanecerá más ágil. La cintura, que es la fuente de la energía vital, al estar flexible y relajada permite el movimiento circular tonificando la parte abdominal, cuyos músculos ayudarán en la sujeción de la columna lumbar.
4.- Distinguir claramente entre sólido y vacío, yin y yang.
Si todo el peso del cuerpo se sienta sobre la pierna derecha, la pierna derecha estará llena y la izquierda vacía. Si todo el peso del cuerpo se sienta en la pierna izquierda significa que la pierna izquierda está “llena” y la derecha “vacía”. Si lleno y vacío se pueden diferenciar, girar puede ser ligero, rápido y sin desperdicio de esfuerzo. El cambio constante del yin al yang implícito en cada uno de los movimientos de la forma permite que la columna se flexibilice haciendo que músculos y tendones se estiren, lo que evita bloqueos y contracturas.
5.- Relajar hombros y codos.
Los hombros deben quedar libres de tensión durante la ejecución de la forma y así los codos seguirán el movimiento conectando la fuerza intrínseca de la postura. Si aprendemos a mantener los hombros y codos relajados estaremos fortaleciendo nuestra columna cervical evitando lesiones en esta zona, muy propensa a ellas no sólo por problemas propios de desgaste vertebral, sino también por problemas posturales normales en la vida diaria. Además, es en esta zona donde acumulamos mayor tensión nerviosa, por tanto si relajamos los hombros y los codos, relajaremos el cuello, con lo que el Chi podrá fluir hacia las extremidades y no quedará bloqueado en la espalda, evitando así la tensión y el dolor.
6.- Utilizar la concentración de la mente para ejecutar los movimientos y no utilizar la fuerza muscular.
Cuando practicamos Tai Chi y observamos este principio haremos que sea la mente la que ejecute el movimiento y aplique la fuerza, por lo que practicando de esta manera conseguiremos hacer de cada movimiento un movimiento propio. Esto claramente implica que nuestros músculos deben estar relajados.
Dicen los clásicos que es en la mente donde reside el poder, por tanto si aplicamos este principio a los problemas de espalda y tenemos siempre presente las indicaciones del Dr. Yang Jwing-Ming: “La mente es el general que dirige la batalla contra la enfermedad”, será la mente la que dirija nuestros pensamientos durante el entrenamiento. Esta debe permanecer tranquila y concentrada, de manera que si hay dolor pueda percibir el problema y dirigir el Chi hacia ese punto. Para ello nos vamos a ayudar con respiraciones profundas a la vez que visualizamos como el Chi circula por los canales energéticos y llega al lugar donde hay estancamiento y, por tanto, existencia del problema. Si lo practicamos correctamente podemos sentir calor y una especie de presión u hormigueo en ese punto y si mantenemos la concentración durante un breve espacio de tiempo sentiremos como el dolor va disminuyendo hasta desaparecer.
Este principio en el aspecto marcial significa que es la mente la que dirige la fuerza y en el aspecto terapéutico, implica que al educar nuestra mente educamos a nuestro cuerpo para que aproveche su propia energía.
7.- Coordinar la parte alta y baja del cuerpo.
Desde la vertiente del Tai Chi Chuan como arte marcial este principio postula que la raíz está en los píes, la energía sube por las piernas, llega para ser controlada por la cintura y ésta la dirige hacia las manos.
Desde el punto de vista de la salud, y como ya he explicado anteriormente, si nuestras piernas son fuertes y la cintura es flexible, nuestro torso también será fuerte y además ganaremos en estabilidad, evitando el riesgo de caidas.
8.- Mantener la unidad de lo interno y lo externo.
Si aprendemos a regular nuestra mente podremos aprender a sentir internamente nuestro cuerpo, lo que nos ayudará a percibir los posibles desequilibrios internos antes de que se produzcan los grandes problemas físicos.
En el Tai Chi Chuan no sólo hay que aprender la técnica sino que hay que aprender mediante la mente a ajustar el cuerpo físico con el energético consiguiendo que ambos estén armonizados para acelerar el proceso de curación o mejora de la salud.
9.- Mantener la continuidad y fluidez del movimiento.
Toda la forma de Tai Chi es un solo movimiento ya que cuando uno termina, inmediatamente y en el mismo instante, comienza el siguiente. Nuestros movimientos al ser continuos, redondos y fluidos estarán masajeando y relajando la espalda y las extremidades, al mismo tiempo que favorecerán la circulación sanguínea llevando oxígeno a cada zona de nuestro cuerpo, lo que mejora nuestra salud en general.
Los movimientos continuos, fluidos y relajados alivian tensiones musculares lo que reduce la exigencia sobre tendones y huesos. Esto fortalece los músculos de una manera suave, sin exigencias.
10.- Buscar la serenidad en el movimiento.
El trabajo físico intenso consume toda la energía y fuerza, dejando a la persona agotada después de su jornada laboral o de entrenamiento. El Tai Chi Chuan usa la quietud para contrarrestar el movimiento y mientras está en movimiento, se mantiene en calma. Por tanto, en el entrenamiento de la forma, cuanto más despacio, mejor. La respiración debe ser lenta, profunda y continua – el Chi se hunde en el Dan Tien manteniendo libre a la persona de enfermedades relacionadas con la presión sanguínea. Un buen trabajo de respiración, además, tiene un efecto importante sobre el sistema nervioso parasimpático que tiene una relación directa con el control del estrés y por tanto ayudará a evitar las patologías que este provoca en la espalda por acumulación de tensiones.
Por último, la continuidad y fluidez de la Forma implica a todo el cuerpo. “cuando una parte se mueve, todo se mueve”. Cada gesto encierra pequeños movimientos de dedos, giros de manos y antebrazos, caderas, cintura,…, que contribuyen, sin tensión muscular, al fortalecimiento de tendones y músculos, favoreciendo la llegada del Chi al mismo centro de los huesos, evitando su descalcificación.
Como conclusión, podemos afirmar que en el Tai Chi Chuan hay una ausencia de actividad muscular forzada lo que implica un mínimo riesgo de lesiones y su práctica aporta beneficios como la alineación vertebral, la mejora de los músculos paravertebrales, el alargamiento y fortalecimiento de músculos y tendones, la fijación el calcio en los huesos, una mayor oxigenación de las células a través de la respiración abdominal, un mayor control mental, relajación y control del Chi para reparar dañada y además nos eleva el espíritu al devolvernos el optimismo.
Maribel Brito Alvaro
Redactado en Septiembre 2005 para AprendeTaiChi.com
Revisado por Javier Arnanz para MovimientoySalud.es