
En muchas ocasiones se escuchan etiquetas pegadas al nombre de taichí. Para la salud, para competición, marcial,… En teoría, la base que está detrás es la misma y deberíamos por tanto estar hablando de la misma cosa. El problema es que debido al intrusismo, la falta de formación y la falta de conocimiento, estas etiquetas en ocasiones disfrazan una práctica inadecuada y posiblemente poco sana. A riesgo de simplificar demasiado, cualquier disciplina física, ya sea el atletismo, el golf o un arte marcial como el Tai Chi Chuan no es más que un estudio biomecánico que permite al practicante sacar el máximo beneficio de sus capacidades físicas en un contexto determinado. Si pensamos en correr, cuando lo “estudiamos” en serio, no lo que hacemos detrás del autobús, se analiza y se pone en práctica una pisada que maximice la propulsión adecuada con un gasto energético sostenible en función de un objetivo. No pisa igual una persona que va a correr en sprint 100 metros lisos que un maratoniano porque los requisitos de su tarea no son los mismos. También el nivel de detalle, corrección técnica, preparación física no va a ser la misma para un atleta que se está preparando para los juegos olímpicos que para alguien que quiere salir a correr dos o tres veces por semana en su barrio. Ahora bien, aunque tu nivel sea el de corredor de ocio, una buena técnica evitará lesiones a largo plazo y un mayor disfrute de la actividad.
Podríamos explicar las artes marciales de la misma manera. Cualquier arte marcial no es más que un estudio biomecánico de cómo sacar el máximo rendimiento a una situación, que en este caso será una agresión. Cada arte marcial se basa en unas características concretas que tienen que ver con el contexto que prevén, tanto en distancia, número de oponentes, uso de algún instrumento, aprovechamiento u oposición de la fuerza del contrincante, etc. El Tai Chi Chuan, como todas las demás, establece un escenario y se dedica al estudio mecánico de cómo sacarle partido con unos trabajos determinados de ejercicios básicos, estudio de los movimientos, aislados o en formas, aplicaciones con compañeros, estudios de distancias, trabajo libre, etc. Esto es Tai Chi Chuan y nada más. Ahora bien, al igual que en el atletismo podemos entrenar para las olimpiadas o simplemente para estar en una buena forma física, el Tai Chi Chuan, en función de los intereses y sobre todo, de las capacidades físicas del practicante, podemos tener diferentes objetivos, pero siempre sin perder de vista el método, sólo adecuando la intensidad.
Cuando oímos hablar de Tai Chi (habitualmente sin el Chuan) para la Salud solemos ver un extracto del trabajo global en el que muchas veces prima el aspecto coreográfico de las formas individuales y se pierde el objetivo de porqué un movimiento se realiza de una manera y no de otra. Si sabemos realmente “de que va el tema” analizamos lo que se está haciendo y vemos que al perder el objetivo, se ha perdido la biomecánica que lo soportaba y por tanto, ya no podemos llamarlo Tai Chi Chuan. ¿Esto quiere decir que el taichí para la salud es un engendro que no debería existir? Ni mucho menos. Al igual que una persona puede disfrutar y gozar de los beneficios de salir a trotar por el parque, si sabe ejecutar bien la técnica, el Tai Chi (Chuan) se puede realizar a un nivel más lúdico sin perder su esencia. La dificultad es conocer el método o más bien, aprender de alguien que realmente lo conozca. El principal problema es que aunque se “baje el volumen” del trabajo, el que imparte debe conocerlo en su totalidad y además debe saber adaptarlo a los aprendices. Todos los métodos y ejercicios tradicionales se pueden adaptar al practicante. Tai Chi para la Salud no es un todo vale y vamos a relajarnos haciendo posturitas en el parque. Tai Chi para la Salud debería tener trabajos de base en los que se aprenda de forma individual y con compañeros, a “estar sobre las piernas”, a cambiar los pesos correctamente, a dar pasos, a absorber fuerzas y a devolverlas. La diferencia de intensidad implica trabajar las herramientas mecánicas que me permiten desenvolverme en un entorno agresivo, en un entorno lúdico y en aprender a sacarles partido en función de mis características físicas. Tai Chi para la Salud es lo que me permite utilizar las herramientas que me facilitan lidiar con una agresión en un espacio pequeño para que un abuelo o abuela (o cualquier persona) aprenda a tener más estabilidad en su paso y evitar caídas. Y la clave es “utilizar las mismas herramientas”, pero adecuadas a las circunstancias. Para hacer esto, nuestro abuelo, tendrá que aprender los principios básicos del paso, del cambio de peso, de la no oposición a la fuerza, etc, etc,… cuando lo domine, se trabajará con fuerzas externas, pero en vez de un empujón, podrá ser un apoyo en el hombro, en vez de un puñetazo, alguien acerca el dedo para ir a tocar la nariz,… El entender estas dinámicas de una forma suave y lúdica ayudará a ejecutar con más calidad las formas, a tener una mejor raíz y en definitiva, a aplicar a su nivel, los principios biomecánicos que definen el Tai Chi Chuan. Esto en sí mismo, sería un objetivo completo para mucha gente: el mejorar su salud y por tanto harían Tai Chi Chuan para la Salud; y además, con más calidad que gran cantidad de practicantes en parques y gimnasios.
Ahora bien, también tenemos que ser conscientes que los resultados van a acordes al trabajo realizado. Evidentemente, el que aprende técnica de carrera para trotar en el parque lo hará mejor y su vida deportiva será mayor que el que lo hace de cualquier manera, pero no obtendrá todos los beneficios que le puede aportar un entrenamiento completo. Es decir, habrá obtenido beneficios del estudio de las bases del atletismo, pero no será un atleta. El que practique Tai Chi para la Salud, podrá obtener grandes beneficios de su práctica, sobre todo en su parte saludable, pero sería dudoso llamarle “artista marcial”, aunque eso no quita que cada uno a su nivel trate de llegar lo más lejos posible. Y además, rompiendo una lanza a favor de la práctica correcta del Tai Chi Chuan para la Salud, el practicante estaría capacitado por su entrenamiento y conocimiento de la mecánica a dar el salto a hacer un entrenamiento más completo si sus intereses y capacidades lo permitieran.
Quizá el término “Tai Chi para la Salud” se ha visto desprestigiado en los círculos más puristas debido al mal uso que se le da, pero en vez de dejarlo de lado, creo que es mejor volver a definirlo y recuperarlo. Posiblemente un término más correcto sería “Tai Chi adaptado”, aunque estoy seguro que esta etiqueta también traería mucho que hablar.
El Tai Chi Chuan tiene las herramientas necesarias para poder ser útil, si se practica adecuadamente independientemente del nivel, capacidad física e intereses. La clave está en lo que hace que el Tai Chi Chuan sea Tai Chi Chuan y eso no es solamente salir airoso de una contienda, sino el método que está detrás de eso.