
La puesta en posición:
Para empezar vamos a poner los pies paralelos a la anchura de los hombros. Contraeremos los dedos formando un poco de garra. Desbloquearemos las rodillas para hundir ligeramente el peso. Elevaremos la zona del perineo. La lengua toca con la punta el paladar y miraremos a un punto fijo.
La oscilación de los brazos.
En esta posición oscilaremos los brazos lanzándolos hacia atrás con energía y dejándolos caer hacia delante de manera natural con la gravedad, de manera que la proporción de la oscilación sea un 70% hacia atrás y un 30% hacia delante.
Con cada oscilación contaremos mentalmente visualizando el número con nuestra imaginación. Haremos 200 repeticiones los primeros días y poco a poco iremos aumentando hasta llegar a hacer 500.
La respiración debe ser relajada y a ritmo normal. No hay que intentar cuadrar una oscilación por ciclo respiratorio.
Es muy importante estar centrado en la cuenta y no perderla. Si quieres ser muy estricto, si te despistas deberías empezar de nuevo.
Yo aprendí este ejercicio cuando estudiaba medicina china, directamente de mi maestro Hailiang Saebe. A el le encantaba este ejercicio por su simplicidad y por los grandes efectos que tiene en la salud. Aunque sus efectos se pueden notar en todo el cuerpo, siendo una práctica excepcional para reumatismo, hemorroides, propaso anal, visión borrosa y muchas otras cosas, sus efectos son extraordinarios sobre problemas de la parte superior del tronco y los hombros. Hailiang nos aseguraba que reducía quistes en el pecho y mejoraba sorprendentemente problemas en los hombros como artritis o viejas lesiones.
Espero que te sea útil.
¡Buena práctica!