
A estas alturas, a nadie le es ajena la idea de que realizar una actividad física es fundamental para preservar la salud. El movimiento es un indicativo de vida y por eso, para poder vivir con calidad, hay que levantarse del sofá y empezar a moverse.
Hoy en día, la oferta a nuestro alcance es tan amplia que con toda seguridad hay algo que nos anime a dar el salto a empezar a cuidarnos. Elegir “la actividad” debe ser una decisión meditada que no se base sólo en lo que me apetece, sino también en lo que puedo, y más importante, en lo que necesito. Si estamos buscando resultados a largo plazo, bienestar físico y mejora de la calidad de vida, lo ideal son actividades suaves de bajo impacto que se puedan adaptar en intensidad y exigencia al practicante, como el taichí, qigong, yoga, Pilates, danza, etc.
Una vez decidida la actividad, hay que elegir el lugar donde formarse. Un criterio de gran importancia y fundamental para ser constante en la práctica regular es que sea fácil el poder acudir como algo cerca de casa o del trabajo. Pero más importante todavía es que la persona que imparte las clases esté bien preparada y la formación sea de calidad. Pero ¿Cómo podemos saber esto? Pues de la manera más sencilla, preguntando.
Un profesor de cualquier actividad, bien formado, estará preparado para resolver las dudas de sus alumnos sin ningún problema. Deberá preocuparse por cuál es su estado de salud con el que entra el alumno y de si tiene alguna necesidad especial. Debe estar preparado para adaptar el ejercicio a las posibilidades del practicante y ayudarlo a evitar cualquier actividad que no sólo no le beneficie sino que además le pueda resultar perjudicial.
Es cierto que encontrar profesores de cualquier actividad con extensos conocimientos en su disciplina y que además conozca bien la biomecánica corporal, no le sean ajenas las principales patologías que pueda traer un alumno y que sea capaz de transmitir todo esto, adaptándolo a las capacidades de cada uno es complicado, pero los hay. Son gente comprometida con lo que hacen y que han invertido mucho por iniciativa personal para ampliar su formación y habilidades pedagógicas.
Huye de profesores que se limitan a ser un modelo al que hay que imitar, que no adaptan los entrenamientos, rehúyen las preguntas o incluso las prohíben en clase. Lo que está en juego no es pasar un rato agradable un par de horas en semana, sino tu salud.
Enhorabuena si ya has decidido que es el momento de empezar a cuidarte. Suerte con tu búsqueda de un buen centro donde aprender y buena práctica.