
En líneas generales, parece que el ejercicio físico moderado, como lo es el Tai chi (taijiquan), es beneficioso para la salud de las personas que lo practican, al contrario que el sedentarismo, el cual en general también suele ser perjudicial. Numerosos estudios evidencian la relación entre actividad física y salud (cardiovascular, obesidad, osteoporosis, etc.) relación tanto preventiva como curativa y paliativa. Pero no sólo se han señalado beneficios físicos, sino que además, los efectos emocionales y sociales que se asocian a la práctica adecuada de la actividad física indican lo deseable que resulta para niños, adultos y ancianos. Pero, ¿Qué nos aporta el taichí que no puede aportarnos otros ejercicios como la bicicleta, correr o pasear, el gimnasio o en general el deporte enmarcado en lo que se suele llamar de “ocio y salud”?
El marco del taichí se complementa perfectamente con la medicina china siendo éste generalmente parte del tratamiento médico. Uno de los reclamos legendarios del tai chí es que puede prevenir 640 malestares diferentes. Aun considerando que esa cifra era una forma de expresar una gran cantidad y no un número exacto, es cierto que se observan mejorías a distintos niveles de muchas enfermedades con la práctica regular. Algunas de las enfermedades en las que se han visto mejorías e incluso recuperaciones a nivel clínico son asma, bronquitis, catarros, diabetes, trastornos gastrointestinales, problemas cardíacos o de tensión, problemas de sueño, enfermedades de huesos, ligamentos, músculos y articulaciones, trastornos nerviosos, estrés,… y así una innumerable lista.
De hecho, en una revisión del British Journal of Sports Medicine de junio de 2001 de 31 estudios tanto longitudinales (un mismo grupo a lo largo del tiempo) como transversales (comparación de distintos grupos), con un total de 2216 individuos, se encontraron evidencias de que el taijiquan produce efectos beneficiosos en las funciones cardiorrespiratorias y musculoesqueléticas, la capacidad de control postural y la reducción de caídas producidas en la tercera edad. Además, estas mejoras se encontraban tanto en gente sana como en los que tenían enfermedades cardiovasculares crónicas, artritis reumatoide o osteoartritis. Teniendo en cuenta estos efectos, el ejercicio realizado en el Tai chi tiene un gran potencial para la promoción de la salud y la rehabilitación, particularmente en el mantenimiento de una buena salud física y mental en la senectud.
Pero aunque la relación entre la mejoría de gran cantidad de enfermedades y el tai chí está claramente demostrada incluso en la medicina occidental, vamos a centrarnos en cómo podemos prevenir estos males, o por lo menos, tratar de que su repercusión sea la mínima posible.
Como se mejora la salud con taichí
Tanto en las formas de tai chí como en el chi kung se trabaja fundamentalmente desde tres frentes coordinados la mejora de nuestra salud: la respiración, ejercicios físicos suaves y controlados y el control de la atención.
1.- Respiración
La respiración natural debería llevar el aire hasta la parte baja del abdomen, pero debido al ritmo de vida y a la educación que hemos tenido, cada vez vamos subiendo más nuestra respiración hasta que llega a ser muy superficial. Esto repercute en una peor oxigenación de nuestro organismo. Por el contrario, una respiración profunda, facilita el funcionamiento del sistema nervioso parasimpático, que a su vez, entre otras cosas, disminuye la activación fisiológica y por tanto los niveles de estrés y mejora el sistema inmune, lo que indiscutiblemente mejora nuestra salud, tanto física como mental.
2.- Ejercicio físico
Los ejercicios del taichí requieren trabajar coordinadamente movimiento, estabilidad y balanceo. En el desarrollo de las formas, el trabajo de los músculos está continuamente cambiando para mover o estabilizar, sostener el peso o vaciarse, contrayéndose o relajándose. De hecho, numerosos estudios han encontrado evidencia experimental del impacto de los ejercicios del taichí en el equilibrio, fuerza muscular y flexibilidad. Lo que ayuda a prevenir las lesiones, en primer lugar, de una forma indirecta, al darnos mayor control sobre nuestro cuerpo, reduce el riesgo de caídas o accidentes y de una forma más directa, proporcionando una estructura más sólida y por tanto, menos frágil.
Además, los ejercicios físicos realizados en los movimientos de taijiquan estiran músculos y tendones, proporcionando un masaje interno a todos los órganos del cuerpo. La práctica continuada mejora el tono muscular y estimula el corazón; las posturas profundas ejercitan el tejido conectivo del esqueleto, lo que aumenta la flexibilidad y el riego sanguíneo, lo que aporta una mejor oxigenación del organismo, que a la vez que mejora su funcionamiento, disminuye los niveles de estrés. Esto repercute en una mejora del sistema inmunológico, lo cual seguirá influyendo positivamente en el resto del organismo haciendo que cada vez los efectos beneficiosos sean cada vez mayores.
El ejercicio realizado en el taichí a través de sus movimientos suaves y controlados a lo largo de todo el cuerpo centrado en gran medida en las vértebras y articulaciones realiza un eficaz trabajo preventivo y de rehabilitación disminuyendo e incluso haciendo desaparecer dolores de espalda y cuello, lumbalgias y contracturas
3.- Control de la atención
El tipo de movimientos que se utiliza en tai chí obligan al practicante a centrar su atención en distintos aspectos de este. En un primer momento, en el aprendizaje de las habilidades y una vez que éstas se han conseguido, en las sensaciones que el movimiento produce en el cuerpo.
Al aprender a centrar la atención en una sola tarea, reducimos la carga de trabajo atencional que tenemos habitualmente ya que es normal que nuestro ritmo de vida debamos atender a distintas cosas a la vez. Esto no sólo ayuda a disminuir nuestra actividad mental durante la práctica de las formas, sino que además, nos estamos entrenando a dirigir la atención de una forma más eficiente en solo objetivo, lo que después se traducirá en una mayor eficacia a la hora de centrarnos en una actividad en otros ámbitos de nuestra vida.
Además, al tener que centrarnos en nuestras propias sensaciones desarrollamos una mejor conciencia sobre nosotros mismos, descubriendo mejor nuestros límites y ayudándonos a encontrar la manera de superarlos. Al centrarnos en la tarea y percibir como mejoran nuestras destrezas, repercute en nuestra autoestima, ya que vemos como vamos superando dificultades que en un principio no podíamos.
Por lo tanto, en conclusión, el tipo de movimientos del taichí, unido al control de la respiración, actúa sobre los distintos órganos y sistemas previniendo la aparición de alteraciones como el deterioro del aparato cardiovascular y el respiratorio, evitando la mineralización de los huesos, la atrofia en los tejidos musculares y el acortamiento y rigidez de las articulaciones y los elementos que las integran, así como la degeneración de otros órganos como los intestinos y la vejiga urinaria a la vez que nos proporciona una mejor salud mental.