
Al final va a resultar más complicado de lo que pensaba poder llevar el diario por dos motivos. El primero es la falta de tiempo. Nos pasamos el día comiendo o entrenando y los pocos momento de pausa que tenemos son para entrar en coma un rato quiero decir, para aprovechar a hacer algo de meditación y trabajo interno. El segundo motivo es todavía más importante, no consigo conectar el ordenador a Internet y tengo que hacer malabares a través del móvil para hacer las publicaciones. No quiero dejar de escribir, pero lo haré de vez en cuando en vez de a diario y posiblemente no con tanto detalle como había comenzado.
Llevamos ya dos días de entrenamiento y estamos marcando el ritmo de lo que tendremos durante estas tres semanas. Los horarios finales son de 5:30 a 7:30, repaso de currículum. Desayuno y de 9:00 a 12:00 entreno. Comida y de 15:00 a 18 volvemos a entrenar. Cena y terminamos la jornada de 19:30 a 21:00. Con el tiempo justo para organizar cosas y a la cama que al día siguiente se repite.
El hotel está en un entorno fantástico. Algún día haré un especial sobre lo que nos rodea. Las habitaciones son un poco justas y la limpieza es justita, pero si somos guerreros, hay que estar preparados para la guerra. Las comidas son excelentes, abundantes y muy chinas. Desde el desayuno estamos con carnes, verduras picantes, sopas y arroces. El orden de los platos debe tener algún sentido, pero no lo hemos encontrado. La fruta llega en medio, cuando ya estás que no puedes más y terminan de sacar platos respiras aliviado y de pronto te sacan otro montón más. Se echa guindilla hasta en el plátano. En todas las comidas te sirven cacahuetes. En el desayuno el primer día te servían agua caliente para beber, menos mal que en el segundo al menos le pusieron té y en el tercero han vuelto al agua. En resumen, de momento me olvido de adelgazar por mucho que entrene. Estoy disfrutando en exceso de la alimentación, aunque espero no cansarme porque en dos días ya se empieza a repetir, aunque es normal, si te sacan 15 platos diferentes por servicio se les tienen que acabar las ideas pronto. Me acuerdo de mi madre cuando me dice ¿Qué queréis que prepare de comer? No me importa lo que sea pero no quiero pensarlo. Pues aquí hay que preparar un menú de restaurante completo en cada comida.
Los entrenamientos los realizamos en diferentes espacios en función de la temperatura. Empezamos por la mañana en una explanada junto al edificio que ocupamos, el Magnolia. Los dos siguientes en el ático en construcción del hotel principal, en una quita planta en obras donde hace más fresquito y donde compartimos espacio con uno de los grupos que entrenan Chen, todo formado por chinos.
Quitando el primer bloque que siempre lo dedicaremos al repaso de todo el currículum, el resto de bloques se dedica cada uno a un tema. De momento tenemos tres frentes abiertos. Los puños encadenados, trabajo que haremos en Madrid en Agosto. Muy divertido y lleno de posibilidades para jugar con intensidad si apetece. Yo lo conocía de una manera un poco superficial, pero el nivel de detalle que estamos viendo ahora, con juegos y ejercicios para profundizar en técnica no tiene nada que ver. Después de comer nos centramos en el Ba Duan Jin del estilo Yang, nada que ver con los ejercicios por todos conocidos. Sólo coinciden en el nombre. Aquí venía yo muy sobrado y la vuelta que le estamos dando me ha dado una patada de vuelta a la realidad. ¡Cuánto queda por aprender y acabamos de empezar! El último frente es trabajo de daga. Este es un material desarrollado por Sam para crear un puente entre la mano vacía y el uso de armas. La verdad es que está muy bien parido. Acabamos de empezar y ya estoy deseando ver hasta donde llega. Como no tenemos dagas y estamos en china, todos practicamos con palillos.
El primer día tuvimos una ceremonia de apertura en el hotel. En estos momentos el lugar se está convirtiendo en una referencia del entrenamiento de taichi a nivel nacional pero quieren hacerlo internacional. Como somos el primer grupo formal de extranjeros que vienen a entrenar, han dado mucho bombo al tema. Nos han llenado una sala de chinos, han dado unos discursos y nos hemos hecho fotos bajo carteles luminosos que decían el nombre de nuestro grupo en chino (noticias aquí). Como dato curioso, van a grabar los nombres de todos los integrantes del grupo con su nacionalidad en una piedra grandota. En España no aciertan nunca a deletrear bien mi nombre. Espero que no me inmortalicen para la historia mal escrito.
Los chinos tienen un sentido de la privacidad diferente. Es muy normal que se te acerquen descaradamente y se pongan a sacarte en vídeo o fotos, que te miren de arriba abajo (ver a la China en la foto siguiente delante de Gaby en mitad de nuestra clase). Joseph Chen nos contaba que es habitual que se metan en las habitaciones si ven la puerta abierta pero sólo a curiosear. Si está abierto es que no pasa nada. Quitando excentricidades propias de su cultura, todos con los que hemos coincido aquí son extremadamente amables y sonrientes y tratan de ayudar en lo que pueden a pesar de los problemas de comunicación.
Llegamos con tormentas y ahora tenemos el sol apagado con bruma constante. Hace bastante calor, pero no es tan malo como nos lo habían pintado, por lo menos de momento.
Bueno, y hasta aquí por hoy, que ya he hipotecado mi descanso en escribir estas líneas. Mañana más y mejor (aunque lo cuente pasado o al otro).