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Instituto Movimiento y Salud

Los diferentes niveles en el aprendizaje del Taijiquan

11 febrero, 2020

Cuando asistimos por primera vez a una clase de Tai Chi pensamos: ¡Uf, esto es imposible!, pero si conseguimos superar el primer mes que sin duda es el mas aburrido, ya empezamos a ver la cosa de otra manera. Ya sabemos algún movimiento de la Forma y esto nos anima aunque lo hagamos rematadamente mal. Aún así, al observar a aquellos compañeros que llevan mas tiempo, algunos incluso años, los miramos con envidia y nos preguntamos: ¿llegaré yo algún día a hacerlo tan bien?. La respuesta es: seguro que si, pero todo requiere un tiempo.

Por Maribel Brito

El Tai Chi es un arte marcial interno que requiere mucha disciplina y tiempo para su correcto aprendizaje, por tanto cuando tomamos la decisión de aprender este maravilloso arte que forma parte de la cultura tradicional china debemos adoptar una actitud alegre y tranquila y dirigirnos a las clases con el corazón contento; esto nos ayudará a tener constancia y disciplina y a comprender que lo importante no es la cantidad de lo que se aprende sino la esencia de lo que se aprende.

Pero, para conseguir todo esto necesitamos un buen maestro.

En el pasado la relación entre el maestro y el discípulo (y así sigue siendo en algunos casos) era muy profunda. No se producía de cualquier modo, sino que ambos se escogían entre sí y normalmente duraba para toda la vida; aunque a veces la exigencia era muy grande ya que el alumno entregaba todos sus bienes para aprender, y el maestro al final de su enseñanza, le podía devolver lo entregado o no según él considerase. El maestro era como un padre que además de enseñar las técnicas también se ocupaba de formar al discípulo como persona.

Hoy en día hay mas intereses comerciales, ya que normalmente nos dirigimos a un gimnasio para aprender Tai Chi y la relación entre maestro y discípulo varía en función de la relación personal. Pero, aún así, si de verdad queremos aprender Tai Chi Chuan como algo más que una tabla de gimnasia, debemos buscar a un buen profesor. ¿Y cómo saber que el nuestro es un buen maestro?. Esta pregunta es quizá mucho mas fácil de responder que cualquier otra que nos planteemos respecto al Tai Chi. Un buen maestro es aquél que de una manera alegre y entusiasta no se limita a enseñarnos unas posturas sino que también nos habla de la parte cultural del Tai Chi, no hay que olvidar como he dicho antes que el Tai Chi forma parte de la cultura china y por tanto nos deberá hablar de la filosofía del Ying y el Yang y nos enseñará las técnicas y aplicaciones marciales. Sin esta combinación de técnica y cultura la enseñanza resultará vacía y no valdrá para nada. Un buen maestro también nos guiará en el conocimiento de nosotros mismos para aprender a analizar nuestros propios defectos y nos ayudará a mejorarlos. Así, al conocerlos e intentar subsanarlos podremos sentir el Tai Chi en nuestro interior. Pero no creamos que todo es el maestro, el Tai Chi debe ser asimilado de manera personal a través de la experimentación y de la práctica. Solo con nuestro trabajo y constancia llegaremos a ser como esos alumnos que en la clase nos dan tanta envidia.

Y ahora nos preguntamos: ¿cuáles son los niveles por los que ha de pasar el aprendizaje del Tai Chi?.

Antes de contestaros os debo decir que estos niveles no se aprenden o alcanzan de manera separada como cursos académicos, sino que uno lleva al siguiente, vuelve al anterior y se simultanean entre sí. Quizá no deberíamos hablar de niveles sino de diferentes metas a alcanzar en el aprendizaje del Tai Chi. No hay que pensar en conseguir un nivel completo para pasar al siguiente, sino que podemos fijarnos cada día en uno de los detalles a aprender para una vez trabajado y obtenido un resultado satisfactorio comenzar con otro. Mas tarde deberemos volver a lo ya aprendido para unirlo y obtener el “todo” que implica la Forma. No debemos olvidar que el aprendizaje del Tai Chi es circular, como el símbolo del Yin y el Yang. Hay un principio pero nunca un final.

Volviendo a la pregunta y para poder estructurar mejor la respuesta, hablaremos de niveles pero teniendo siempre en nuestra mente la idea de interrelación entre ellos.

En un primer nivel debemos recordar la secuencia completa de la Forma. Esto nos llevará  mas o menos tiempo en función de las horas de práctica y de la forma que estemos aprendiendo. Sí nos hemos iniciado en una Forma Tradicional debemos tener mas paciencia ya que normalmente la secuencia es mas larga al estar compuestas de mas movimientos y repeticiones que las llamadas Formas de Competición.

En el segundo nivel debemos hacer bien las posiciones y adquirir PENG JING (energía suave). Para ello tenemos que aprender a estar relajados, aflojando los músculos del cuerpo, pero haciendo las posiciones correctas. Es decir, tenemos que aprender a movernos con suavidad, utilizando YI (la mente), pero sin aplicar LI (fuerza). Es en este momento cuando introducimos en nuestro aprendizaje el Principio de Redondez y empezamos a comprender eso que nos ha repetido el maestro hasta la saciedad de que nuestro cuerpo y nuestros movimientos deben ser redondos y elásticos como un globo inflado.

Ya comenzamos a sentir relajación cuando practicamos Tai Chi y al iniciar la clase empezamos relajando nuestra mente para después relajar nuestro cuerpo.

Una vez que hemos conseguido colocar nuestro cuerpo correctamente podemos pasar al tercer nivel de aprendizaje, donde debemos conocer el significado de cada postura. Ahora tenemos que aprender el nombre de cada una de las posturas que componen la Forma y empezar a introducirnos en el conocimiento de las aplicaciones marciales de las mismas, pero siendo conscientes de que cada postura puede tener múltiples aplicaciones en función de cómo sea el ataque del oponente. En este nivel debemos empezar a familiarizarnos con el concepto de “el origen de la fuerza está en la suavidad”. Sin agobiarnos, hay que recordar que el Tai Chi requiere mucho tiempo, tenemos que visualizar este concepto en nuestra mente. Iniciaremos la mejora de los movimientos en la cadera aprendiendo a abrirla y cerrarla correctamente.

Creo que ya estamos preparados para pasar al cuarto nivel, momento en el que debemos acumular suavidad para alcanzar la firmeza, pero ¿esto qué significa?. Ahora ya sabemos que la fuerza no está en nuestros brazos, sino que viene de abajo, de nuestros pies, éstos la trasladan a las piernas, las piernas a la cadera, la cadera a la cintura y de aquí, como un látigo, llega a nuestras manos; es decir, empezamos a comprender que hay que usar el cuerpo entero para golpear, pero haciéndolo con suavidad. Y otra vez estamos en el principio de “acumular suavidad para alcanzar la dureza” y, ¿dónde esta la dureza en el Tai Chi, si cuando hacemos los movimientos estos deben ser suaves?, pues muy fácil, la dureza está en “hundirse”, en llegar a relajar todo el cuerpo para utilizarlo al golpear. ¿Y cómo conseguimos llegar a relajar y utilizar todo nuestro cuerpo?, con el JIBENGONG (ejercicios básicos) o la meditación, según lo llaman otros autores. Estos ejercicios estáticos  se realizan de pie y son el mejor método para alcanzar TAI CHI JING (raíz/fuerza/energía).  Debemos empezar manteniendo la postura unos pocos minutos e incrementando el tiempo poco a poco, diariamente, hasta poder realizarlos por un periodo que vaya de 45 a 60 minutos.

Hay muchos ejercicios de Jibengong, pero quizá los mas conocidos son los llamados “Postura del árbol”, “Postura del caballo”, “Estirando lumbares”, “Flexibilizando cintura”, “Brazos al cielo”,…

Todas estas posturas nos van a ayudar a obtener fuerza y ganar ligereza además de enseñarnos a mantener el torso centrado.

Y ahora trasladamos todo esto a nuestra Forma y, ¡milagro!, nuestros movimientos son mas suaves y ligeros, pero tienen fuerza en su ejecución. Ya empezamos a saber hacia donde va dirigida la fuerza de cada movimiento.

Pasamos a nuestro quinto nivel de aprendizaje donde debemos “armonizar la parte interna con la parte externa”, es decir, ahora vamos a intentar practicar la Forma con energía elástica. Imaginaremos que nuestros brazos y manos son elásticos y que estamos sujetos con hilos como las marionetas de manera que al tirar de uno de ellos, nuestra pierna, cuerpo, brazo y mano se mueven al unísono; suavemente pero con firmeza ya que el hilo es fuerte y no puede romperse. Y por supuesto no olvidar que todo esto no se realiza de una manera física, sino con la mente, así conectaremos nuestro interior con nuestro exterior.

Ya hundimos los codos, tiramos hacia abajo de los hombros, extendemos los brazos y las manos, utilizamos mas la cintura, hundimos el peso y ejecutamos los movimientos mas redondeados y, por fin, entramos en el sexto nivel donde debemos alcanzar la “corrección y perfección del movimiento”, para lo que trabajaremos en mejorar “el movimiento en la quietud”, “la fuerza en la suavidad” y “la velocidad en la lentitud”, de manera que nuestra forma sea suave pero conectada, haciendo que nuestro ataque sea poderoso.
Ahora estamos totalmente preparados para revisar nuestra Forma y comprobar no solo que las posturas son correctas sino que en todas ellas se observan los ocho principios siguientes: Relajación , Estabilidad, Uniformidad, Tranquilidad, Ligereza, Fluidez, Redondez y Viveza.

Cuando nuestra forma sea perfecta habremos conseguido como dicen los clásicos “movernos como si no estuviéramos haciendo nada, pero haciendo lo correcto en el momento oportuno y sin esfuerzo”.

Bueno, a estas alturas de la lectura os preguntaréis: y cuando se alcanza este nivel ¿qué hacemos después?.  Seguro que ya conocéis la respuesta: “seguir trabajando”. Siempre nos quedarán cosas que aprender y perfeccionar. No hay que olvidar que muchos de los grandes maestros solo trabajan dos o tres formas a lo largo de su vida, pero siempre que las ejecutan experimentan, perfeccionan y sienten algo nuevo.

No desesperéis y penséis que esto es imposible de aprender y abandonéis por ello.

El Tai Chi es un arte duro que como os he dicho al principio requiere disciplina y tiempo, pero que si lo trabajáis, a cada paso que avancéis os reportará beneficios y maravillosas experiencias; y nunca olvidéis las palabras del maestro Lao Tzu “El viaje de las mil millas comienza en el primer paso”.

¡Animaos y practicar Tai Chi!