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Instituto Movimiento y Salud

Prevención y cuidados de la salud durante el verano

19 junio, 2017

Hace más de cuatro mil años que los hombres sabios de la Antigüedad en China (Sheng Ren) venían observando el Cielo y la Tierra y los cambios que en la Naturaleza se producían de manera cíclica y,  como reflejo del Universo, en el que todo tiene tendencia a completarse, a desarrollarse y a madurar, llegaron a la conclusión de que el verano representaba el periodo estacional en el que la energía Yang alcanzaba su máxima expansión (Taiyang): los días se tornaban más largos y luminosos, el clima era más cálido e incluso seco, la  mayoría de las plantas terminaban de florecer creciendo hasta lo más alto y los árboles maduraban sus frutos. Y este movimiento, esta energía de circulación ascendente, fue representada  por estos hombres sabios con el elemento Fuego que, simbolizado con el Astro Rey, el Sol, nos  aportaba  vida, calor y energía.

Para el hombre antiguo el elemento Fuego reflejaba el amor, el entusiasmo, el deseo, la alegría, la apertura del Corazón y la claridad Mental (Shen); es decir, los pasos, las energías adecuadas o fuerzas necesarias para encenderse, para llevar a cabo todo emprendimiento o acción y que ésta se desarrollase plenamente, alcanzando  el esplendor y el brillo. Por este motivo, los sabios de la Antigüedad en China concibieron el verano como el periodo más propicio para la expansión, para el movimiento y la comunicación. Dice  el Primer Canon del Emperador Amarillo, Huang Di Neijing (S.III a.c.), que  “en la primavera y el verano, la energía Yang de la Naturaleza crece y se fortalece y los seres vivos también tienen ese proceso; por tanto, en este periodo, el hombre debe proteger la circulación del espíritu. Se deben realizar actividades de exteriorización para alimentar a Yang, que se ubica en el exterior, y para favorecer los procesos de crecimiento y desarrollo del interior del organismo. Y este es el concepto de nutrir a Yang durante la primavera y el verano según el método de los hombres sabios de la Antigüedad (Sheng Ren) para alimentar la vida (Yang Sheng Zhi Dao)

Así, en el Cielo, el elemento Fuego tenía su estrella en Marte, mientras que en la Tierra, se le asociaba con el sabor amargo de los alimentos o con el color rojo el cual, a nivel fisiológico, representaba al Corazón (al igual que a su entraña pareja el Intestino Delgado, implicado en los procesos de digestión y absorción de los alimentos y en el control de los líquidos), quien gobernaba la Sangre y los vasos sanguíneos de todo el cuerpo:si la energía del Corazón es fuerte, la circulación sanguínea también lo será, de manera que los órganos estarán bien nutridos y habrá buena salud, vitalidad, entusiasmo y alegría”. Si, por el contrario, dicha energía es insuficiente, la circulación de la Sangre se tornará más lenta y aparecerán el  cansancio, la astenia o la falta de vitalidad.

Desde el punto de vista de la MTC, el buen estado del Corazón, el gran protagonista del verano -y al que hay que prestar una especial atención durante el mismo- se refleja en la cara. Por tanto, un rostro luminoso y sonrojado  indicará que la Sangre es abundante, pero  una  tez grisácea o pálida estará mostrando una Sangre en Insuficiencia. Si dicho  rostro aparece enrojecido, entonces pudiéramos pensar que hay  Calor en el Corazón, pero si la tez se torna violácea, o azulada,  esto podría asociarse a una Estasis o a un Estancamiento.

Otra de las principales funciones del Corazón es la de albergar al Shen (la Energía Mental o el Alma consciente). Así, se dice que el Corazón es la Morada del Shen y que éste último se asienta en el mismo, constituyendo la parte más sutil y elevada del ser humano; pues integra y reúne los aspectos mentales, emocionales y espirituales de todos los órganos (Hun –almacenado en el Higado-, el alma etérea; Po –Pulmón-,  el alma corpórea;  Zhi –Riñón- la fuerza de voluntad y  Yi –Bazo-, la capacidad de reflexión). El Shen controla tanto las actividades mentales y cerebrales como la buena marcha de todo el organismo y hasta tal punto esto es importante que el Su Wen (Huang Di Neijing) llega afirmar que “saber conservar el Shen es la vida, pero perderlo supone la muerte”.

Por su parte, la “Sangre es la encargada de enraizar el Shen, el cual  dirige la Sangre y la energía de tal forma que,  si la Sangre es abundante, el Shen se encontrará bien nutrido, lo cual se reflejará en la vitalidad o la claridad mentales. Sin embargo, si la Sangre es insuficiente, entonces podría presentarse el cansancio,  la comprensión lenta, el insomnio o la poca memoria -entre otros síntomas-. Y puesto que la emoción relacionada con el Corazón es la alegría, un exceso de la misma, o una sobrexcitación, como la tristeza o la depresión, pueden contribuir a debilitar considerablemente la energía del Corazón.

Hay un viejo proverbio de la Medicina China que  dice que “el Corazón es el gobernante del verano, la raíz de la vida y el generador de todos los cambios del espíritu” (Suwen, Huang Di Neijing). Pero además, el Suwen añade que “el color rojo del Sur concuerda con la energía del Corazón, el cual abre su ventana -su orificio- en la lengua y la energía esencial de todos los órganos es manejada por el Corazón durante el verano, por lo que la afección del Corazón se manifiesta en los cinco órganos”.

De esta forma, a lo largo de los 3 meses que componen dicho periodo estacional  –y  como citábamos anteriormente-, nuestro Corazón debería recibir una  importante atención y cuidados mediante una alimentación adecuada que lo tonifique y que contribuya a depurar nuestro sistema circulatorio (como es el caso de los alimentos de sabor amargo y naturaleza fresca que, por regla general, controlan el Yang y evitan que el Calor se acumule en la parte superior del cuerpo;  pero, como siempre, en la medida justa y nunca en exceso, ya que podríamos provocar el efecto contrario). Siendo, por tanto, especialmente  precavidos con el Exceso de Calor –sobre todo las personas mayores y niños- pues, como ya se advierte en el  Suwen, “si durante el verano se es atacado por  la energía patógena Calor de verano, al llegar el otoño se padecerá una enfermedad febril llamada malaria, -lo que entendemos hoy en día por escalofríos, sudoración y fiebre alta-. Pues el viento del Sur se presenta en el verano y frecuentemente afecta al Corazón. Si durante el verano no se traspira adecuadamente, en el otoño se podrá padecer de tal enfermedad”.

En relación a la alimentación, durante esta etapa se recomiendan, fundamentalmente, los alimentos neutros (que equilibran) y frescos (que tonifican los líquidos orgánicos y refrescan) y una pequeña cantidad de alimentos fríos. Siendo muy recomendables las frutas y vegetales de color rojo, que tonifican y refrescan la Sangre (como las fresas, la sandía, los tomates, o los pimientos). Igualmente,  se aconseja la ingesta cereales como el maíz, el trigo o el centeno; de verduras –preferentemente de  hoja verde y amargas-, como la escarola, las espinacas, las judías verdes, la lechuga, la escarola, las endivias, los berros o la achicoria, u otras como los espárragos, el apio y el pepino; de legumbres -en una cantidad más reducida y menos cocidas- como la soja verde o las lentejas; de carne de cangrejo, pulpo o de queso fresco –todos ellos tonificantes del Yin-; y, finalmente, de frutas como la sandía, las fresas, los albaricoques, el melón o los higos.

Evitaremos, en la medida de lo posible, el consumo de alimentos de naturaleza caliente (como el cordero, la cebolla o el ajo) exceptuando aquellos  -y siempre con moderación-  que son de sabor picante y naturaleza caliente, los cuales abren los poros de la piel, favoreciendo la sudoración que contribuye a refrescar la superficie del cuerpo (jengibre fresco, chile, rábano, pimienta negra o cayena).

Trataremos  también de hidratar lo máximo posible nuestro cuerpo  con el consumo de agua del tiempo o infusiones  de té verde, manzanilla, crisantemo o menta  y  zumos  naturales; teniendo una especial precaución con la ingesta excesiva de bebidas frías, hielo o helados; pues, como sabemos, el Frio daña notablemente el Yang  en el interior y genera bloqueos o contracciones, así como retención del sudor o de calor, dificultando la función de transporte y transformación del Bazo (proceso digestivo).

En lo relativo a la forma de cocinar los alimentos, durante el verano se  aconsejan las cocciones muy ligeras, tipo salteados, escaldados o incluso crudos.

En caso de sobrexposición al sol,  de insolación, o de golpe de Calor; es decir, de un Exceso de Calor que pudiera ocasionar deshidratación, dolor de cabeza, fatiga o mareos, una vieja receta de urgencias, correspondiente al dispensario de la sabiduría popular china, conocida como el “Bai Hu Tang”, el  “tigre blanco” del verano, consistente en triturar y mezclar un buen trozo de sandia (exenta previamente de pipas) con un tomate pelado –tomada a pequeño sorbos- evita que el Calor patógeno continúe penetrando en el interior y contribuye a refrescar inmediatamente la Sangre.

Dice el Huang Di Neijing que “el verano es la estación en la que todos los seres vivos se encuentran en su máximo esplendor. Como la energía del Cielo y de la Tierra están en continuo intercambio, la mayoría de las plantas abren sus flores;  por eso, en esta época, el hombre debe acostarse tarde, levantarse temprano (para estar más en contacto con el sol), no molestarse con los días largos del verano, ni enojarse. Con lo cual  facilitará que la actividad espiritual se abra, al igual que las de las flores. De esta manera, la circulación de la energía Qi se llevará a cabo adecuadamente en la región subcutánea Cou Li. Y esta es la manera de estar en concordancia con el proceso de Chang, dearrollo-florecimiento del verano. Y si este se invierte, se alterará la energía del Corazón, de modo que se debilitará la energía que se transmitirá al otoño, y al llegar este periodo, el hombre podrá enfermar  fácilmente de malaria –como señalábamos anteriormente, lo que hoy en día entendemos por escalofríos, fiebre alta y sudoración y no como la propia enfermedad conocida actualmente por malaria-.

“En los tiempos antiguos los sabios /Sheng Ren) enseñaron a todas las personas a evitar el vacío perverso y el viento ladrón de las diferentes estaciones; cuando uno es sosegado, alegre y desprendido, la energía genuina le acompañará; cuando uno concentra su esencia vital y su espíritu en su interior y se mantiene vigilante, la enfermedad no puede alcanzarle”.

martafirma