Saltar al contenido
Instituto Movimiento y Salud

¿Qué arma debo elegir para empezar a practicar taichí?

19 septiembre, 2020

¿Te has planteado cual es el propósito del estudio de las armas en el taichí? Y si es así, ¿sabes cuál sería la mejor para ti o cuál aprender primero siguiendo una metodología coherente?

Antes de empezar quiero dejar claro que como practicante del estilo yang me voy a centrar en este estilo y concretamente en las armas tradicionales sobre las que hay documentación de la época de Yang Chengfu, cuando se empezó a publicar para las masas. Se habla de formas de abanico que se atribuyen a Yang Luchan, hace unos años en China vi un grupo de estudiantes haciendo la forma de 24 con un fuchen e incluso he visto una versión de la forma de 24 con dos sais en una competición internacional en Italia… De momento, no me voy a meter con eso. 

El propósito de usar las armas no es porque vayamos a salir a la calle y utilizar una espada en un combate, aunque bien podríamos utilizar toda nuestra técnica de sable con un paraguas o de espada con una revista enroscada. 

Lo verdaderamente interesante es que una vez controladas estas habilidades, las podemos utilizar en elementos cotidianos como utilizar el rastrillo al echar una mano en el jardín, mover objetos pesados de forma cómoda, pelearte con tus sobrinos,… y eso es por lo que realmente lo hacemos, para poder ser eficaces en la vida.

Normalmente los estudiantes eligen el arma por la estética y la gracia de su práctica y esto hace que los programas formativos se adapten con ofertas adecuadas a la demanda. No hay nada malo en empezar por la espada, pero sí que hay algo mejor que empezar por la espada.

Hasta el momento previo a empezar con las armas nos habíamos estado preocupando con la mano vacía por aprender los principios básicos que sustentan el arte. Trabajo individual, ejercicios específicos y aprendizaje de las primeras formas. Una vez se aprende a controlar el cuerpo y su mecánica tenemos que entender algo fundamental para el taichichuan, la conexión, y para ello se introduce un nuevo elemento, el compañero. Empezaremos con ejercicios muy simples por parejas, aumentando progresivamente la dificultad realizando variantes, introduciendo desplazamientos, aumentando intensidades y ganando libertad. 

El siguiente paso es tratar de extender las nuevas habilidades en el espacio. Ya no se trata de poner la mano delante, sino extenderte a través de esa mano. Para eso llega el estudio de las armas, que aumentan nuestro rango de influencia, extendiendo la energía y manteniendo la conexión a la distancia.

Pero extender la energía y aprender a tener un objeto en la mano ya son dos cosas complicadas en si mismas como para además tratar de hacerlo manteniendo la conexión. Si el objeto además tiene una estructura compleja con una punta y dos filos como es la espada, empieza a ser tarea para muchos imposible. Por eso el primer arma que se proponía para aprender es el sable. 

El Sable de Taichi

Todo el mundo tiene cierta experiencia sobre la “naturaleza” del sable. No deja de ser un cuchillo grande.

De manera espontánea todo el mundo sabe que por su parte más alejada se pincha y que tiene un filo para cortar. La ventaja del sable es que no es una herramienta diseñada para conectar, por lo tanto, lo que hacemos es eliminar un elemento del aprendizaje para centrarme en los otros dos: cómo manejar un objeto en la mano y cómo extenderme a través de el. 

El sable era el elemento estrella en el ejército chino. Podías entrenar a los soldados en su uso básico en muy poco tiempo y ya estaban preparados para salir al campo de batalla.

Dentro del estilo Yang tenemos dos formas de sable:

La espada de Taichí

Una vez que dominamos el tener algo en la mano, sabemos extendernos a través de ello y además, hemos desarrollado la sensación de punta y de filo, añadir otro filo es poca cosa por lo que puedo centrarme en desarrollar el trabajo de conexión a través de ese elemento. Ahora es cuando debería entrar la espada. El trabajo de la espada es sutil como el del calígrafo. Y al igual que el calígrafo no puede mejorar su técnica si no sabe sostener un pincel, el practicante no puede entender la espada si no domina el sable.

Pocas personas tenían el tiempo suficiente para desarrollar una buena técnica con la espada y era algo reservado a nobles y gente ilustrada o a monjes que dedicaban parte importante de su formación al cultivo de las artes marciales. Durante muchos años ha sido famosa la esgrima de wudang de la que el estilo Yang tiene una indiscutible influencia.

La forma de espada del estilo Yang es la forma de 54 movimientos.

La lanza de taichí

Ya sabemos tener un objeto con punta y dos filos en una mano y mantener la conexión a través suyo. Lo siguiente sería extender esos principios aún mas lejos, y sería el momento de aprender la lanza. Sobre Yang Luchan existen numerosas leyendas dignas de un animé japonés sobre su destreza con la lanza. Se cuenta que incluso fue capaz de apagar un incendio sólo con ella.

La punta de la lanza tiene la misma estructura que la espada y comparte por tanto sus modos de uso, pero con un mango que la coloca a más de dos metros de nosotros. 

Se cuenta que Yang Banhou, el hijo de Yang Luchan era un poco pendenciero, así que su madre le obligó a quitar la punta de la lanza para evitar “accidentes”. Así que los alumnos de Yang Banhou entrenaban con lanzas descabezadas, pero seguía siendo técnica de lanza, no de palo. A Yang Banhou le sabía a poco y el empleaba una de acero que pesaba unos 20 kilos. Su energía interna era tan poderosa que la rompió. 

Sobre la práctica de la lanza, lo único que ha transcendido en la literatura son ejercicios individuales y ejercicios por parejas

Por último tendríamos la albarda. Hay muy poca literatura que describa este arma a parte de que su uso coincide con el de la lanza, pero añadiendo algunas funcionalidades extras.

La daga de taichí

Dije que iba a hablar de las armas tradicionales, pero si has llegado hasta aquí, quiero aprovechar para hablar de otro arma que completa el salto tan grande que hay entre la mano y el sable. Esta es la daga. El trabajo de daga no es tradicional y sin embargo, sigue los principios tradicionales del taichi estilo Yang. Este trabajo ha sido desarrollado por el Maestro Sam Masich. Busca la idea de simplificar la transición al uso de aparatos mediante un objeto más pequeño y por tanto más manejable y además sólo con punta. Y tiene una ventaja añadida, por su tamaño, sigue manteniendo la distancia corta del tuishou con lo que se puede trabajar la conexión con algo en la mano.

Espero que este artículo te haya ayudado a poner en contexto el trabajo con armas y te ayude a plantear mejoras en tu entrenamiento.